BARCELONA SECRETA

La centenaria fábrica de accesorios metálicos para la confección Can Waldes, conserva un sótano con decenas de habitáculos hoy conectados y cubiertos de cerámica vidriada pensados en 1919 para ser depósitos de aceite
Uno de los pasajes del sótano, cubierto de azulejos de cerámica

Si usted tiene unos pantalones vaqueros o cualquier otra prenda que contenga botones, remaches u otro tipo de elemento metálico, muy probablemente haya salido de la casi centenaria fábrica de Can Waldes, en el Poblenou. Esta emblemática industria, con sede en un edificio protegido, cuenta además con un sótano maravilloso, cubierto de azulejos de cerámica vidriada y formado por decenas de habitáculos conectados entre sí, una especie de singular catedral bajo tierra.

Can Waldes abrió en 1924 en el Poblenou, en un edificio proyectado en 1919 por el ingeniero Darío Daura. Originalmente, debía destinarse a la producción de aceite. Depósitos para su almacenamiento son precisamente los habitáculos en que se divide el sótano. La planta de la fábrica aún conserva las tapas metálicas por las que se accedía a esos tanques. Sin embargo, el proyecto aceitero no prosperó y el edificio fue destinado a otros usos industriales, momento en que los depósitos se conectaron entre sí por puertas con arco y el sótano se destinó a algunos trabajos y almacén.

Otro de los espacios

Se conservan algunos

La actividad por la que es conocida desde hace casi 100 años Can Waldes inició su andadura en el Poblenou en 1924, cuando un industrial checo, Jindrich Waldes, adquirió el edificio y abrió la fábrica de accesorios metálicos para la confección. Waldes había iniciado su empresa en Praga en 1902 y, antes que en Barcelona, había extendido ya su negocio en Dresden, Varsovia, París y Nueva York. Todo se truncó cuando Waldes, de origen judío, fue detenido por las autoridades nazis y deportado en 1940 al campo de concentración de Jena y más tarde a Buchenwald. La familia, instalada en Estados Unidos, consiguió liberarlo, pero murió durante el viaje a América a causa del deterioro físico sufrido.

Catedral bajo

Can Waldes y su catedral subterránea se encuentran en la calle Ramon Turró, 111-129. La actividad sigue en marcha, aunque en 1981 se culminó el proceso de adquisición de la fábrica por los trabajadores, constituyéndose en la actual cooperativa, como consecuencia de la recesión de 1974. El magnífico sótano se encuentra hoy en su mayor parte vacío, salvo algunas estancias que mantienen la función de almacén. En otras, se conserva maquinaria antigua testigo de su historia.

La planta de la fábrica

By Luca

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